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UC - Críticas

País: Estados Unidos.

Año: 2017.

Género: Fantasía.
Duración: 123 min.

 

Dirección: Bill Condon.

Guion: Stephen Chbosky, Evan Spiliotopoulos (Novela: Jeanne-Marie Leprince de Beaumont).

Fotografía: Tobias A. Schliessler.

Música: Alan Menken.

Productora: Walt Disney Pictures / Mandeville Films.

 

Distribuidora: Walt Disney Pictures Spain.

Estreno en España: 17 Marzo 2017.

Interpretación: Emma Watson, Dan Stevens, Luke Evans, Kevin Kline, Josh Gad, Emma Thompson, Ewan McGregor, Ian McKellen, Audra McDonald, Gugu Mbatha-Raw, Stanley Tucci, Hattie Morahan, Adrian Schiller, Chris Andrew Mellon.

 

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES


Había una vez un mercader muy rico que tenía seis hijos, tres varones y tres mujeres; y como era hombre de muchos bienes y de vasta cultura, no reparaba en gastos para educarlos y los rodeó de toda suerte de maestros. Las tres hijas eran muy hermosas; pero la más joven despertaba tanta admiración, que de pequeña todos la apodaban “la bella niña”, de modo que por fin se le quedó este nombre para envidia de sus hermanas.


Quizás a algunos les despiste esta introducción, pero se trata del primer párrafo del relato de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont que Disney adaptaría en el año 91 y que ahora podemos ver en su versión de acción real: La Bella y la Bestia (Beauty and the Beast). Bella esa una chica singular (muy distinta a todas las demás, como se puede escuchar en la primera canción de la película) que, para salvar a su padre, se intercambia con él tras ser encerrado por la Bestia en su castillo. Pero, como todos ya sabemos, no todo es lo que parece, y como dice muy bien la señora Potts, antes de juzgar tienes que llegar hasta el corazón.

 

Bill Condon, director de esta cinta y de otras películas tan dispares como Dioses y hombres (1998), La Saga Crepúsculo: Amanecer Part. 1 (2011) y La Saga Crepúsculo: Amanecer Part. 2 (2012), El quinto poder (2013) o Mr. Holmes (2015), se atreve con uno de los grandes clásicos de Disney, la Bella y la Bestia (1991, Gary Trousdale, Kirk Wise) en una cinta bastante desafortunada.




¿Por qué? Bueno, varios son los motivos para que esta película no acabe de encajar. Algunas son bastante nimias pero que a los fans de la cinta de Disney puede molestar, como la ausencia de alguna escena clásica de la película, que Philippe (el caballo) no sea un percherón o lo relativo al vestido de Bella, ya sea por los pendientes, la falta de guantes o el vestido en sí mismo. Porque en esta nueva versión (cuyo estilismo encaja más con la Francia de mediados del siglo XVIII, y digo estilismo porque la aparición de un gran número de actores y actrices negros es, cuanto menos, llamativo) todo es más “pomposo” a excepción del susodicho vestido, que comparado con el vestido original, desluce mucho en uno de los momentos clave. Y es esta nueva estética más recargada uno de los puntos fuertes que destacan. Aunque no por ello es bueno.


 

Con tanto barroquismo presente en la gran pantalla, son muchas las ocasiones en las que le falta sentimiento a los que se está contando. Tanto en las partes narradas como en las cantadas. A veces por como se dicen las cosas, otras por cómo nos lo traslada la cámara. Por poner un par de ejemplos, retomamos la escena del famoso baile, preciosamente narrada con movimientos de cámara (...) frente a una versión más fría y menos estética (ahí la ironía con lo que hemos mencionado anteriormente), o la pelea final entre Gastón y la Bestia, que mantenía una tensión a través de la utilización de las sombras y la luz de los relámpagos que en esta nueva versión se pierden por completo. Otro factor que acaba perjudicando a la historia es la trama añadida. En realidad tampoco se ha ampliado mucho, pero resulta del todo innecesario (la trama de la madre de Bella) y a veces juega por completo en contra de la historia (el libro mágico que le regala la hechicera a la Bestia), porque compaginar una historia que no se quiere modificar añadiendo cambios que no afecten a esa historia no suele funcionar. Y de esto podemos hacer responsable a sus dos guionistas, Stephen Chbosky y Evan Spiliotopuolos, que añaden a la trama alguna referencia a la historia de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont de 1770.

 


 

Lo que sí siguen funcionando bastante bien son los números musicales (algunos mejor que otros, todo sea dicho), porque es aquí cuando se aprovechan todos los medios disponibles. Al menos si hablamos de los números musicales conocidos, porque también podemos escuchar nuevas canciones que parecen estar metidas con calzador, en especial la canción que canta la Bestia, la que peor sale parada de todas. Sobre todo en la versión española, cuya elección para sustituir la voz de reparto original no es la más adecuada. Y eso pasa en general en casi todas las canciones. No es que canten mal, sino que lo melodioso de las canciones en inglés (y en algunas su armonía) no tiene comparación con las españolas, llegando a sonar insensibles en demasiadas ocasiones. En cuanto al reparto, todo funciona bastante bien exceptuando dos personajes. Desgraciadamente los dos principales. Por un lado, la Bestia, que más que un problema de actor (Dan Stevens) es un problema de diseño y animación. Se ha intentado humanizar un poco más la apariencia de bestia agregando rasgos faciales más suaves y haciéndolo menos corpulento que en la versión animada, que sumado a la no muy buena animación hacen que tenga un mal resultado.
Pero, dentro del reparto, el mayor problema es que Emma Watson no es Bella. Y si tu protagonista no encaja en el papel, ese es un problema. Le falta expresividad y desde el primer momento en el que aparece es imposible ver a Bella, solo vemos a Emma Watson disfrazada.

 

 

Si hablamos del resto del reparto, Ewan McGregor como Lumière, Ian McKellen como DinDon, Emma Thompson como la Sra. Potts o Stanley Tucci como el Maestro Cadenza son los nombres más conocidos que ponen voz a los habitantes del castillo (algunos con muy buenos diseños) y que podemos ver brevemente al final. Por otro lado, el de los humanos, tenemos a Kevin Kline como Maurice, el padre de Bella y Luke Evans y Josh Gad como Gastón y LeFou, sin duda lo mejor de la película. Pero el mayor de los problemas, el verdadero origen de todos los males es el riesgo que supone adaptar un gran clásico como es la Bella y la Bestia. Porque no se trata de una mala película per se. Es cierto que hay varios aspectos que fallan se miren como se miren, pero si se tratase de una historia nunca vista o, al menos, una historia que no adaptase una tan conocida, tendría un resultado diferente. En este caso, se trata de una mala copia que no tendría que haberse realizado desde un primer momento. Mucho ruido y pocas nueces.

 

 

UC (Sue SRS).

TRAILER